El río Manzanares es un símbolo madrileño que, gracias a grandes operaciones estratégicas y a una inversión económica y de talento sin precedentes, ha sido recuperado y reintegrado ejemplarmente en la ciudad. Así, lo que durante siglos intentaron reyes, ingenieros y urbanistas nacionales e internacionales, hoy se ha convertido en una infraestructura urbana esencial, en un pulmón ecológico que brilla en el centro, en un eje vertebrador de la capital de España.

Y en este contexto urbano se presenta, como referente de futuro, un área que fusiona ecología y sostenibilidad con conocimiento, dinamismo y cultura innovadora, que define metodologías transformadoras para la empresa del siglo XXI, que simboliza calidad, competitividad y conectividad, que propone nuevas formas de relación social entre empresas, vecinos, usuarios, profesionales y ciudad. Sí, es Madrid Río.

Pero toda historia necesita una mirada atrás. Y agua dulce, como la del Manzanares, donde navegar su leyenda, y Puentes –como el de Segovia o Toledo- que acoten sus límites, y Palacios tan reales como espectaculares, y Rondas que narren sus noches, y novelistas que transmitan entre generaciones, y Rastros llenos de vitalidad, y Paseos Imperiales y Melancólicos, y estaciones míticas, y paisajes industriales, y fábricas coronadas por chimeneas atemporales, y estadios inolvidables para tardes de fútbol. Sí, todo ello desemboca en lo que hoy conocemos como Madrid Río, el nuevo núcleo tecnológico madrileño.

El lugar donde ha surgido un espacio cristalino, elegante, contemporáneo, geométrico, memorable.

RÍO55.